martes, 5 de mayo de 2009

La Cabeza Humeante

Él no tiene mucho que hacer. No tiene sueño, no tiene ganas de seguir escuchando aquella música constante, no tiene ganas de seguir haciéndose la cabeza con otras cosas. Así que se dirige hacia la computadora, la mente turbulenta y turbia, y se sienta delante como un androide lo haría.

Entonces comienza a poner música tranquilizadora, sedante, como morfina que corre por los parlantes.


Y su cabeza Humea.

Humea de pensamientos, de imágenes, de proyectos.
Humea como debieron humear las hogueras de la inquisición, con olor a humano chamuscado
Humea con una humareda densa y lenta, que asciende tranquila y serenamente, como la música
Humea atrayendo miles de sentimientos, cosas, pequeños recortes de papel glacé
Humea llevándose todo estímulo de su cuerpo, como la música lo hace
Humea con un humo fantástico, que no tiene ni color ni olor ni nombre, pero si sustancia

Ella lo ve. Ella tampoco tiene sueño, ella tampoco se siente con ganas de dejar el día pasar. Ella lo ve, y ve a alguien preocupado, a alguien a quien algo le duele.
Ella lo ve, y ve alguien que grita en silencio, frente a un ordenador que hace las veces de equipo de música. Ella lo ve, y se ve a si misma, y comienza a ver de a poco ese humo fantástico y maravilloso que se eleva de su cabeza, cual serpiente que ahora la observa.
Él se deja caer en la silla, abandonando el cuerpo, dejando muchas cosas de lado, dejando otras cosas, dejando que el humo se lleve toda esa carga que reposaba en su pecho. La música es el mejor lubricante para esa catársis silenciosa
Ella se acerca por detrás, y comienza a beber de su cabeza, con sus manos acariciando sus cabellos y su ser ahí, detrás, inhalando todo aquel humo maravilloso que comienza a trastocarse en niebla, suave y dulce

Él siente las manos de ella, siente su vientre apoyado en su espalda, la siente a Ella. No quiere que esa humareda negra sea absorvida, devorada por ella. Le haría mal, piensa Él. Nadie debería nutrirse de los despojos de otro.

Así que Él, que hasta entonces Humeaba para despejarse, comienza a Humear exclusivamente para ella.
Su Humo se transforma en otra cosa, otro ente, otra situación, otro sentir, otra textura.
Ella lo nota? No puede saberlo. Él solo sigue humeando, los ojos cerrados, mientras ambos están en una comunión diferente, en una fase propia, pero a la vez compartida.

Y su Cabeza Humea.

Humea llevándose unos cuantos porqués, unos cuantos quizás
Humea mirando a esa persona que tiene allí detrás, mamando su pelo y sus ideas
Humea en el contacto de las manos con las sienes, de la piel con la otra piel.
Humea despejando miles de cosas que se agolpan ahora
Humea transformándose en una hermosísima constelación que La abraza
Humea como deben Humear los Astros.

Permanecen en este éxtasis mutuo unos cuantos minutos, pero el tiempo es relativo entonces. El tiempo es un chicle pegado debajo del mostrador de la realidad en ese momento. Y cuando se da cuenta que debe regresar a su puesto, algunos de los objetos sobre el mostrador se hallan revueltos.
Él se levanta y murmura un Gracias
Ella lo mira a los ojos y masculla un De Nada
Ambos se van a dormir, entonces, con un extraño sabor en la boca, como si se hubieran empalagado de comer demasiado caramelo de Feria.
Ella sueña y descansa, con sueños que parecen conejos y con descansos que parecen peluches colosales acostados detrás de ella.

La cabeza de Él... Humea.

1 comentario:

  1. Y quién sabe con qué sueña Ella... Nos quedaremos con la duda, porque sus sueños son como muñecas rusas perdidas en laberintos, que se esconden es espejos y que se empañan en la nibla de las mañanas frías, frías como el lado sombrío de la luna...

    JAJAJA!!!! Me gusta ver que escribir se vuelve un llamado a que vuelva el alma al cuerpo... o por lo menos, a que el cuerpo de espante del alma, el alma se esconda del cuerpo y de la mente, la mente se pierda en los vericuentos de las dualidades del alma... podemos seguir... pero que lindo poder escribir para gritar eso que creiamos se estaba olvidando en algún rincón de la mente...

    ResponderEliminar

Críticas, dudas, comentarios, curiosidad, insultos... cualquier cosa que deseen comentar.-