martes, 26 de mayo de 2009

Danse Macabre

Quod fuimus, estis; quod sumus, vos eritis

Este texto va con dedicación, sobre todo porque me venía zumbando la cabeza de una manera particularmente molesta desde hace unos cuantos días (diría que empezó a zumbar el viernes o el sábado, y ayer por fin logré cazarlo y darle un sentido). Va para vos, lector, el único que llega a leer estas líneas cada tanto, de tanto en tanto, mientras te pasás por acá e invertís unos minutos en repasar unas líneas. El negro, el rojo y las ilustraciones probablemente capturen tu atención: están hechos para eso. La estética no solamente es proveída por las palabras.

Un vientecillo grisáceo y áspero recorre la piel mientras te preguntás porqué dedico este texto a los lectores, más allá de la probable patética alegoría de agradecimiento que esto pueda tener; el mismo escalofrío leve que cada tanto nos pica a todos, con ese aguijón que nunca se seca. Quizás porqué la frase en latín, quizás porque el arte a la derecha, quizás porqué ese título en francés.

Quizás porque tenga ganas de entrar en el frenesí propio del embriagador tánatos?

Es... previsible, irrisorio... inclusive aproximaría clásico. Pero esa es la gracia del chiste, eso es lo que me fascina de este concepto. Por más que ha pasado el tiempo, por más que ya no hay máscaras originales para esa vieja desdentada que es la Muerte... es realmente uno de los conceptos que podemos decir que sea inmortal.
Estuve leyendo un poco antes de redactar esto, más que nada para saber el orígen del término del título, que había oído repetidas veces. Probablemente solamente me gustara por su sonido, su evidente implicancia, pero lo poco (y mucho) que averigüé terminó por aclararme las dudas de porqué ese título, ese concepto y todas esas cosas me giraban en la cabeza.

La fascinación que nosotros tenemos por toda la simbología que representa esa idea, es una musa muy seductora que acaricia los labios de todos en algún punto de nuestra vida. Lo que podemos o no saber es cómo manejar eso mismo, esa misma sensación y esa misma emoción que emanan cadáveres, cementerios, tantología y, por supuesto, todo el complejo sistema cultural-artístico que articula a todos los procesos que implican a nuestra querida y nunca bien ponderada Muerte.

La mayoría de nosotros, de ustedes, de ellos teme muchísimo a la Muerte, pero mucho más temen admitir su miedo. Una vez que uno admite el miedo a la Muerte, no tiene más frontera ni defensa contra ese concepto aberrador y destructor como puede resultar la Muerte.
Ojo, muchos también tienden a considerar solamente a la Muerte como la Muerte física/espiritual, o sea, literalmente dejar de existir, cesar de vivir, lo cual, si bien es una de las partes más importantes de este concepto (por no decir una fracción bastante generosa), no es la totalidad ni la única dimensión que puede llegar a tener.

Atentos, no voy a dar el típico discursito de "la muerte es un cambio, es buena, es el principio de otra cosa..." Para nada, aunque mi discurso, como el de todos, está determinado e inclinado hacia algun lugar.

La Muerte de alguna cosa (pues no encuentro mejor término, sino cosa) puede significar algo terrible, o algo excelente, o algo extraño. Por lo general, las personas tendemos a aferrarnos a esa cosa que puede (en realidad, va a) morir. De esto puedo deducir que necesitamos una base firme, segura, inamovible e inmortal.
Por qué? No tengo idea, y sinceramente no me interesa indagar el orígen de esa cuestión: prefiero dejarle esa tarea a otros.
Quizás no me haya explayado bien, quizás haya sido demasiado vago con mis definiciones, así que voy a ponerles un ejemplo;

Una Persona X Está acostumbradísimo a su trabajo, ama su trabajo y siempre acude a él con ganas. En realidad, tampoco es que se entrega tanto a su trabajo, sino que está contento con tener ese trabajo y con conservarlo desde hace tanto.
De repente, uno o dos días, una serie de eventos Y (despido, quiebra, inhabilitación... no importa la causa) hace que esta Persona X quede cesante. Ahora, la Muerte del trabajo de este individuo es lo que va a causar un desglose, una bisagra en su vida, sin lugar a dudas (sino mírense ustedes mismos, y digan si las muchas muertes que de seguro salpicaron su vida no han marcado instancias, momentos, cambios). Toda Muerte de todo evento, por más mínimo que sea, deja una huella correspondiente en nosotros.

La Muerte Física/Espiritual duele tanto porque representa el fin de nuestra existencia, el directamente dejar de ser. Si nos trastorna tanto la muerte de, por ejemplo, nuestro trabajo (en qué ocupamos nuestro tiempo, en qué invertimos para tener las necesidades básicas satisfechas, en lo que, en síntesis, podemos darle todas las significaciones que queramos), imagínense las consecuencias que tendría en nosotros la Muerte Física/Espiritual, si efectivamente nuestra conciencia sobreviviera al pasaje, para que podamos reflexionar acerca de ello. Otra llamada de atención; este punto, el de la vida después de la Muerte, depende muchísimo de los sistemas de creencia de cada uno (no necesariamente debe ser religioso, hasta el más agnóstico tiene un sistema de creencias), pero creo que no podemos escribir más de esto de lo que ya está escrito, y que no hay caso en intentar agregar un poco más de detalles al respecto, más que una visión parcializada y, probablemente, inentendible o entendible a medias.

Quizás desvarié un poco. Quizás no me expliqué, quizás ese baile con la Muerte que intenté retratar aqui, y que todos tenemos a lo largo de nuestra existencia, sea un mensaje en una botella demasiado bien tapada para que alguien lo lea. No lo se, no estoy del otro lado. Simplemente quería brindarles esa visión de la Muerte que le robé (como creo, muchas hicimos) a Neil Gaiman en la saga Sandman.
Esa Muerte más humana, más presente, más entendida con nosotros.
La Muerte que te acepta como sos y, en el momento justo, sabe darte la contención que necesitas y hacer que te puedas reconciliar con vos mismo.

Ahora, mis queridos lectores, Shall We Dance?





What we were, you are; what we are, you will be

2 comentarios:

  1. "Ella baila siempre detrás" diría skay, y no tengo dudas..
    Saludos.
    La Ce.

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  2. Se puso su mejor traje, observandose al espejo ya no vio su aspecto de cadaver, sino que alli estaba joven, hermoso, con los ojos llenos de vida. "Esta noche viene", sonrió.
    La invitó a cenar, dieron un paseo largo, hablando por horas de la vida, los niños, las burbujas que un simple artista dejaba volar entre los enamorados. Bailaron lentamente, uno pegado al otro, sintiéndose el aliento del final, tan dulce, tan deseable... E hicieron el amor, en el banco de aquella plaza que nunca olvidarían, mientras un mendigo los miraba con la boca abierta y se tocaba sin saber si desear o huir... Llegaron a su casa, él se recostó. Ella le acarició la cabeza, le dio un beso en la frente. "Adios mi amor eterno", murmuró él. Ella sonrió, se fue para que él no viera sus lágrimas. Dejó paso a la muerte, mientras se alejaba de aquel hombre que ahora se iba para no volver jamás...

    Traspaso, paso, me voy, pero estoy, sigo adelante, llego al cielo, al suelo o más allá... Quien sabe... Pero creo que en mi funeral un grupo de locos tendría que hacer el trencito alrededor de mi urnita...

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