Voy a empezar a escribir una serie de artículos llamados Ultraterreno, abordando nuevamente el tema que tanto me agrada y que me tiene que llevar nuevamente a la escritura. Por más que la imágen que esté aquí pueda distraerlos, es la mejor que logré encontrar para esta clase de artículos, esta clase de términos, esta clase.
Hoy me toca escribir respecto de esos seres que pueblan la vida de todos, aunque no todos podamos percibirlos. Amigas eternas de los artistas, torturadores de los lógicos y los moralistas, aquí están las musas.
Quién no tuvo alguna vez inspiración para con alguna cosa, no sintió ese viento cálido soplando en su mente, o no se sintió vitalmente atraído por algo? Las Musas son aquellos seres que están y no están, siempre invisibles y muy presentes para algunos. Las Musas son tan viejas como el hombre, desde el momento que, como decíamos en los artícuos anteriores, todo aquello de raíz metafísica es necesario y es parte de la vida del hombre.
Alguna vez dije que todo lo metafísico tenía creación en la mente del hombre, sentada la base de que la mente es la creadora de todo el entorno, y de que cada hombre tenía una visión diferente (auqnue aproximada) de otro, de otras cosas, de todo. Ésto es muy cierto desde mi punto de vista, obviamente (no voy a volver sobre temas que ya mencioné antes), y podría decir que todo es creación del hombre.
Sin embargo, las fronteras de lo que el hombre crea y destruye constantemente son tan evanescentes como el hombre mismo. Todo aquello que ha sido creado toma conciencia y se transforma, mutando a otras formas que van más allá de la comprensión humana, y trascienden a algo más importante, más complejo o menos esencial que el concepto del que nacieron. Y aquellos entes primordiales y antiquísimos repiran, viven y habitan hoy entre nosotros con otras caras, otros cuerpos, otros rituales. La transliteración de los valores es un proceso tan mecánico que da miedo pensar en lo que sucederá más adelante, en tando el tiempo continúe transcurriendo.
Pero volvamos al punto principal y no nos alejemos. Los entes que se sustentan por sí mismos y por el hombre (eterno, gracias a la memoria colectiva) adquieren semejante forma para darse a entender al hombre. Usualmente, la gran mayoría permanece alejados de la vida cotidiana del hombre común, probablemente como observadores, como expectantes, como lo que sea que asuman el papel. Probablemente, nunca lo sepamos, o si lo llegamos a saber no podamos expresarlo con palabras. Estos entes tienen una función, un papel y una identidad como todas las cosas que pueblan nuestro universo, desde un átomo hasta una nebulosa. Todo sucede y existe por una razón.
En este artículo, post o como quieran llamarle voy a tratar el tema, como dije más arriba, de las musas desde mi concepción (puede parecer estúpido, pero es mejor aclararlo. Mi idea no tiene porque ser la suya). Párrafo más arriba hablaba de la razón por la que todo existe y sucede; las musas existen para exaltar, suscitar y despertar la inspiración apasionada que late en todo hombre. Por supuesto, los hombres somos únicos en todo aspecto, por lo que nuestras musas difieren terriblemente en aspecto, modo de actuar y sentimientos. Las Musas están ahí como catalizadores de todo aquello por lo que el hombre moriría, viviría, por lo que le proporciona felicidad y placer el simple hecho de respirar.
La gran mayoría de los Pueblos Antiguos tenían definiciones concretas y muy buenos mitos para explicar el orígen y la naturaleza de estas potestades. Según San Wikipedia:
"En la
mitología griega las
Musas (en
griego Μοῦσαι
Musai) eran, según los escritores más antiguos, las
diosas inspiradoras de la
música y, según las nociones posteriores, divinidades que presidían los diferentes tipos de
poesía, así como las
artes y las
ciencias. Originalmente fueron consideradas
ninfas inspiradoras de las fuentes, cerca de las cuales eran adoradas, y llevaron nombres diferentes en distintos lugares, hasta que la adoración
tracio-beocia de las
nueve Musas se extendió desde
Beocia al resto de las regiones de
Grecia y al final quedaría generalmente establecida."
Aquí se ve explayado la identidad que yo les doy a las musas, esto es, la de inspirar y dar al hombre aquello que despierta lo que duerme en él. Los Griegos las clasificaron y le dieron un motivo y uso de su papel, lo cual yo descarto al decir que no todos los hombres ven el mundo de la misma manera, volviendo a los artículos anteriores de la concepción de los Muchos Mundos.
No obstante, las Musas, como potestades que son, existen para todos tal como la Realidad intangible es regular para todos. La forma que asuma dependerá de cada uno; la musa inspiradora no será la misma para un pintor surrealista que para un Ingeniero Civil. Ojo, tampoco digo que las profesiones definan a los hombres (aunque, en gran parte, lo hacen), pero haciendo generalizaciones muy grandes, esta es una manera de llevar un ejemplo entendible de lo que quiero decir.
Las Musas, principalmente, suscitan las pasiones del hombre. Puede sonar muy sencillo, pero en realidad es un proceso tan complejo y reprimido tanto para mi como para todos. Gracias a ese invento del hombre, la moral, la gran mayoría de los estimulos que las musas despiertan en nosotros son usualmente interpretados como locura, maldad o algo que infringe la norma regular de la moralidad. Mirar lujuriosamente a alguien o pensar en las horas de inmunidad para hacer justicia por mano propia, como decía el artículo anterior, usualmente son pensamientos sucedidos por una reprimenda mental o social, dependiendo el caso. Aunque, gracias a los Dioses, este nuevo Milenio vio nacer una humanidad de mente muchísimo más abierta, aún hay normas que nuestras musas insisten en quebrar para despertar lo que el hombre tiene dentro suyo. Los Psicólogos basan gran parte de su ciencia en ésto, y la gran mayoría de las disciplinas que imponen un estricto código moral declaman como demoníacos semejantes impulsos, dándole un carácter de "eso es malo, no se toca, no se hace, no se piensa" para poder obtener la lealtad del súbdito. Es atando las pasiones del hombre como se lo controla, y es así como la gran mayoría de los credos que pueblan el mundo (con las excepciones, que siempre existen) controlan a su pueblo.
Las Musas existen siempre en la vida de todo hombre, son la regla. Por más agnóstico, criticista o lógica que sea tu mente, tu Musa se ríe de que la descreas, porque existe bajo formas que a algunos les cuesta dilucidar. Ignoro si a la (o las) Musa(s) le(s) importa saberse descubiertas o no, pero no creo que realmente sea relevante. Porqué hacen lo que hacen, porqué existen... probablemente ninguno de nosotros pueda jamás responderlo. Quizás las Musas sean una proyección de nuestro carácter más oscuro y retorcido, aquel catalizador que todos también tenemos y a veces se dispara solo. Quizás sean entes verdaderos, cuyo sustento son las pasiones de nosotros, los mortales creadores. Quizás las Musas solo estén aburridas.
El carácter sucúbico que le doy a las Musas es necesario desde mi concepción, puesto que las Musas despiertan la prohibición, el deseo imposible, la erradicación de los esquemas mentales. Las Musas nos asaltan a veces con ideas que nos horrorizan o nos avergüenzas, con conceptos que nos son ajenos o con "malas" ideas. Son la tentación por excelencia, y desafío que alguien me diga "jamás tuve de esos". Es engañarse a si mismo, es molestarse y reprimir la Musa que con su risa silenciosa se queda al márgen, mientras nos tira bocadillos como si fuésemos sus mascotas.
Que quede bien claro: el hombre es el que tiene la capacidad, el hombre es quien tiene el catalizador. El hombre es el principio y el fin de esta ecuación, y sin él las musas no tendrían probable razón de existir. Qué papel cumplen entonces las musas, o mejor, porqué están ahí si el hombre es capaz de ser y hace todo?
La respuesta es relativamente sencilla. Las Musas son la chispa, el sabor, el condimento del hombre (iba a poner del artista, pero es mejor decir hombre). Sin ellas, no tendríamos sueños que nos influencien, ni experiencias que nos marquen. Las pasiones del hombre se suscitarían, si, pero con tanta regularidad y seriedad que terminaría resultando rutinario y aburrido. Las Musas son el factor sorpresa, lo que le da la emoción a nuestra propia conciencia.
Desde mi propia experiencia, me llevó 17 años de mi vida el hacerme conciente de mi Musa (es una sola, o por lo menos así la veo). Es muy compañera y, cuando ambos nos ponemos a producir, salen las cosas más disparatadas que puedan llegar a pasar por mi cabeza. Hay veces que estoy sobreestimulado y desaparece del todo, o por lo menos, yo no la percibo más. Hay veces que hace apariciones esporádicas, bajo máscaras que a veces me hacen reír (la última vez se me apareció en sueños bajo la forma de Rhode Kamelot, de la serie D.Gray-Man), y hay veces que la sexualidad, la ira o la alegría son el perfecto caldo de cultivo para que ella aparezca. Personalmente, disfruto muchísimo de conocerla y saber que ella me conozca. La percibo muy presente cuando está, no viéndola con mis verdaderos ojos sino con otra clase de
presencia. En sueños se me manifiesta, a veces, con tanta presencia que me abruma.
Agradezco el tenerla cerca. Y los invito a que descubran y le den un carácter, un nombre y una personalidad a su/sus propias musas. Ahí afuera hay credos, creencias y rituales para agradecerles, hacerles peticiones o, simplemente, invertir tiempo en ellas. Puede sonarles estúpido, pero si dejan su mente un poquito abierta van a poder "divagar" lo suficiente como para descubrir que la Musa realmente toca sus vidas.
Disfruten la vida
Saludos
PS: Dejen comentarios si disienten de algo de mis escritos. Las críticas son bienvenidas, y también debatidas ^^